La creadora y bailarina Teresa Lorenzo actúa mañana [jueves 4] a las 21:00 horas en la Sala de Cámara del Teatro Leal de La Laguna. El espectáculo, Claros del bosque, se presenta como muestra final de la residencia de la artista en el Laboratorio de Artes Vivas Tenerife LAV del Cabildo insular, comenzada el pasado 10 de junio. La entrada es libre hasta completar aforo.

Además de la puesta en escena, la profesora de danza contemporánea y técnico superior de audiovisuales participó en el programa de Tenerife LAV Encuentros en las periferias, en el que el artista invitado comparte herramientas de trabajo, procesos y miradas con diferentes colectivos.

En esta ocasión Teresa Lorenzo trabajó con Metamorfosis, el grupo de artes escénicas de la Sociedad Insular para la Promoción con Discapacidad (Sinpromi), compuesto por personas diagnosticadas con trastornos de salud mental grave y coordinado por Beatriz Bello.

Para trabajar en este Claros del bosque Teresa Lorenzo parte de que “el don mágico del cuerpo se manifiesta desde el poder de su presencia”. “Quizás pueda considerarse que esta facultad le viene dada o es aprendida de su propia naturaleza, y si lo aprendió de ésta, podemos deducir, atendiendo a la forma de pensamiento mágico, que sabe hablarle en su mismo lenguaje”, reflexiona la creadora canaria.

El planteamiento de trabajo para estas sesiones arranca en el canto de Orfeo para dirigirse a lo anterior, donde todo tiene sus raíces, y donde en este caso se encuentra el puro chamanismo. Según el mito, se trata de un canto pausado, relajante, que, al parecer, poco o nada tiene que ver con los habituales modos musicales que interpretan los magos y chamanes de otras culturas, donde la música de percusión es la tónica general.

Su canto posee poderes hipnóticos que tienen como intención un apaciguamiento de los ánimos, lo que guarda relación con uno de los principios básicos de la magia. Hablamos de la magia imitativa o simpática, que se basa en la creencia metafísica de que lo semejante actúa sobre lo semejante, con lo que la música pacificadora de Orfeo o el cuerpo armonizado de una intérprete, por medio de un proceso de magia imitativa, haría que las almas o los ánimos de quien escuchase su canto o viese su movimiento y quietud se calmara.