El Ciclo de Cámara de Auditorio de Tenerife presenta en concierto Al cappone, de la Orquesta Barroca de Tenerife.

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Dentro del Plan de normalización de la música barroca en las programaciones del archipiélago, la Orquesta Barroca de Tenerife (OBdT)  ha puesto en escena diecinueve proyectos auspiciados por el Auditorio de Tenerife, el Cabildo de Tenerife y el Gobierno de Canarias, durante los primeros tres años de vida, con nuestros jóvenes intérpretes y su saber hacer historicista.  La OBdT inició su andadura en la Real Academia Canaria de Bellas Artes con el programa Monteverdi. Legado operístico como homenaje a Claudio Monteverdi con una selección de obras  de F. Cavalli, T. Merula, B. Marini, B. Strozzi y G. Legrenzi, y se presentó el primer jueves de mayo de 2017 en su sede natural, la Sala de Cámara del Auditorio de Tenerife. Por eso hemos pensado reiniciar esta nueva etapa, tras la covidización, con un monográfico dedicado al canto operístico barroco del siglo XVIII con un invitado muy especial, Filippo Mineccia, que nos recordará, en vivo y solo por esta noche, el relanzamiento dei castrasti al mundo tras la coproducción italo-belga-francesa Farinelli, dirigida por Gérard Corbiau en 1994, sobre la vida y la carrera del cantante de ópera italiano Carlo Broschi (1705-1782), conocido como Farinelli, protagonizada por Stefano Dionisi y las voces sintetizadas y mezcladas de Ewa Malas Godlewska y Derek Lee Ragin.

                Al gusto barroco por los fuertes contrastes sonoros, la policoralidad, el estilo concertante, la improvisación y la ornamentación instrumental de la OBdT se suma hoy el instrumento perfecto, la voz. Una voz que emula a los capones o castrati, invento del Imperio Romano de Oriente para los coros bizantinos de Constantinopla, desde el siglo IV hasta siglo XIII, en desuso tras la cuarta cruzada, que brotó con fuerza en el Renacimiento llegando a su apogeo, de la mano de la ópera, nell'ottocento y al declive en las postrimerías del siglo XIX. Es bueno recordar que el canto de falsete existe en la naturaleza humana desde siempre  y que la técnica del falsete coexistía con los eunucos músicos desde la Edad Media, pero las exigencias de las partes vocales escritas por los autores barrocos necesitaba de la potencia, la presión sonora y, sobre todo, de la extrema extensión de la tesitura de los cantantes masculinos castrados. Podemos verlo claramente todavía en las óperas de J. Haydn (1732-1809) donde los tenores utilizaban la técnica del falsete en sus roles.

                No es hasta la ola de reinterpretaciones historicistas de la música del pasado, iniciada tras la reconstrucción material de Europa, devastada por la Segunda Guerra Mundial, con el movimiento Aufführungspraxis und historische Instrumentenkunde, que se replanteó, desde el punto de vista de la musicología aplicada entre muchas otras cuestiones, el canto en la ópera del siglo XVIII.

                Así se retomó el falsete reforzado, volviendo  al momento del cambio que significó la técnica vocal de Manuel García (1805-1906) con el Tratado completo del arte del canto de los años 1840 y 1847, la valoración del reconocimiento de la nota de paso masculina, apoyados en las innumerables reediciones de tratados, manuales y partituras vocales del momento de la creación de las obras de muchos compositores, muestra los de esta noche  G. F. Handel (1685-1759), A. Vivaldi (1678-1741) y A. Ariosti (1666 – 1729), para asistir a representaciones más ajustadas a la historia. Una reinterpretación  para mantenerla viva y reencontrarnos con la historia cultural de la Música y una de sus flamantes formas musicales.

                Un hermoso ejemplo de la nueva escuela de canto historicista italiana es Mineccia que, con todo intacto, canta como lo podían haber hecho algunos de  sus históricos compatriotas: Carestini (1705–1760); Caffarelli (1710–1783); Gizziello (1714–1761); Manzuoli (1720–1782); Guadagni (1725–1792) o Marchesi (1754–1829).

                Este programa titulado  Al cappone, no alude al famoso gánster estadounidense  senza doppia p, sino al mundo sonoro de los castrati  que cantaron los mejores roles de las óperas barrocas, producto de la historia, y esta noche muy especialmente,  al empeño de los promotores, al tesón de la OBdT, a la depurada técnica de Mineccia, a la voluntad de los patrocinadores; pero, sobre todo, a la madurez del oyente que nos  permite seguir avanzando en la recuperación de los repertorios del pasado, no solo como homenaje a nuestros ancestros sino como demostración de la capacidad de nuestra cultura de sobrevivir a los vaivenes de la vida y de las políticas culturales.

Conrado Álvarez, director artístico de la Orquesta Barroca de Tenerife