Amor, sufrimiento y mito

Dentro de su ciclo de conciertos de órgano, Auditorio de Tenerife ofrece, en colaboración con la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel (Racba), una matiné con el organista Heinrich Walther.

Siempre se ha dicho que César Franck (1822-1890) es el músico de los frutos tardíos, pues aunque su catálogo es extenso y numerosas y variadas obras jalonan toda su carrera, no cabe duda de que aquellas de la última década son las más notables e imperecederas. Y entre ellas destaca el poema sinfónico Psyché y Eros para orquesta y coro de 1887-88, basado en un texto de Sicard y Foucaud, a su vez inspirado en las Metamorfosis de Apuleyo, pero eso sí, con ciertas modificaciones. Dividido en siete movimientos con predominio en cuatro de ellos del tempo lento, se presta como pocas partituras a la transcripción para órgano, por sus sonidos pastosos, legatos, conducidos por las densas cuerdas, que describen la historia con sonidos sensuales y hasta voluptuosos. En ella rezuma el romanticismo más acendrado marcado por  melodías de amplios arcos y un acusado cromatismo en la armonía que nos conmueve hasta las entrañas, y sufrimos con Psyché por su amor no correspondido por Eros o nos congratulamos con ella ante el perdón concedido y la sublimación de su amor al cierre de la partitura.

A pesar de ser una obra llena de belleza, no ha sido muy interpretada y ni siquiera tengo la certeza de que se haya escuchado alguna vez en esta isla, por lo que es una gran oportunidad para los melómanos el poder oírla en esta versión de órgano que nos ofrece Heinrich Walther, que seguro no defraudará, por la gran experiencia que tiene en este tipo de trabajos de transcripción de música sinfónica para su instrumento.

Y en el año en que Franck componía su Psyché nacía en San Sebastián el  compositor vasco José María Usandizaga (1887-1915), tempranamente desaparecido, que tras estudios en su tierra natal se trasladó a París a ampliarlos en la famosa Schola Cantorum que dirigía el no menos famoso Vincent D’Indy.  Y de esos años en la capital francesa data esta Suite en La mayor, cuyos cuatro movimientos tradicionales, Prélude, Menuet, Sarabande y Final (en forma de Guigue) nos acerca al mundo academicista de la Schola, tamizado por la frescura y lozanía de su autor, que tan solo contaba con 17 años. Un digno preámbulo para el gran monumento sinfónico de Franck.

                                                                                   Dra. Rosario Álvarez Martínez