Resiliencia
Auditorio de Tenerife ofrece, dentro de su Ciclo de Cámara, este recital de piano de Yulianna Avdeeva.
Frédéric Chopin (1810-1849)
Polonesa-Fantasía en la bemol mayor, op. 61
Władysław Szpilman (1911-2000)
Suite Life of the machines (La vida de las máquinas)
Begin slowly (comienzo lentamente)
Machine at rest (máquinas en reposo)
Toccatina
Mieczysław Weinberg (1919-1996)
Sonata para piano n. 4, en si menor, op. 56
Allegro
Allegro
Adagio
Allegro
-Pausa-
Serguéi Prokófiev (1891-1953)
Piano Sonata n. 8, en si bemol mayor, op. 84
Allegro moderato
Andante sognando
Vivace
COMBATIR LA OSCURIDAD CON CREATIVIDAD
Szpilman: Mazurek (1942) y la Suite The Life of the Machines (1933)
Andrzej, el hijo de Wladyslaw Szpilman, fue quien me dio las partituras de la suite para piano The life of the Machines (La vida de las máquinas) y Mazurek (1942). Junto con su Concertino para piano y orquesta (1940) y su Waltz in the olden style (Vals al estilo antiguo) (1937) son las únicas piezas existentes de Szpilman compuestas antes o durante la Segunda Guerra Mundial.
La suite data del año 1933 y consta de tres movimientos:
I. Begin slowly (comienzo lentamente)
II. Machine at rest (máquinas en reposo)
III. Toccatina
La autografía de la suite se daba por perdida y según Andrzej, el hijo de Wladyslaw Szpilman, su padre no era capaz de recuperar el primer y segundo movimiento tras sufrir las experiencias traumáticas durante el holocausto y la Segunda Guerra Mundial. Así pues, ha sido una gran suerte que en el año 2000 se encontrara y se devolviera a Andrzej Szpilman la copia personal de la suite de 1934.
En su suite The Life of the Machines, Szpilman refleja la industrialización con sentido del humor asignando musicalmente adjetivos humanos a las máquinas, pero también titulando sus movimientos como Máquinas en reposo. Nos ofrece un guiño sobre lo que Szpilman pudo haber compuesto de no haber experimentado las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial.
DIGNA ACEPTACIÓN DEL DESTINO
Weinberg: Sonata para Piano nº 4 (1955)
Gidon Kremer fue quien me introdujo a la música de Mieczysław Weinberg, cuya música se grababa y ejecutaba de forma conjunta. Desde que echara mi primer vistazo a las partituras, quedé fascinada por la profunda expresividad de esta música, fascinación que no me abandona desde entonces. La trágica experiencia de Weinberg dejó una visible huella en su música; en 1939 se escapó solo a Polonia después de que sus padres y su hermana fueran asesinados por el régimen nazi. Continuó con sus estudios en Minsk hasta 1943 cuando, gracias al apoyo de Shostakóvich, pudo mudarse a Moscú donde permaneció hasta que falleciera en 1996. Weinberg compuso su sonata para piano nº 4 en 1955 tras sufrir otro periodo trágico en su vida. Su suegro, un famoso actor y director de teatro llamado Solomon Mikhoels, fue asesinado en 1948, y por orden de Stalin, Weinberg fue asimismo perseguido y arrestado en 1953. Lo que esencialmente salvó su vida fue la muerte de Stalin. La cuarta sonata para piano expresa múltiples estados del alma: el miedo, la desesperación y resignación acompañan de la mano a la esperanza y la calidez. Al final parece que acepta su destino con una digna aceptación.
LA SUPERACIÓN DEL CAOS
Prokofiev: Sonata para Piano nº 8 Op. 84 (1939-44)
Después de vivir en los Estados Unidos y en París, Prokofiev regresó en 1936 a la Unión Soviética teniendo que adaptarse a las normas de la vida cultural del lugar. El ambiente político se estaba endureciendo con el principio de las represiones en 1937. El arresto y ejecución de Vsevolod Meyerhold, un director de teatro amigo de Prokofiev, lo impactó y atemorizó sobremanera. Percibió que su situación personal era inestable y se vio muy perjudicado por los presagios de la guerra. En 1939 comenzó a trabajar en tres sonatas para piano, las número 6, 7 y 8, conocidas actualmente como las Sonatas de la Guerra. Estos trabajos se crearon durante el mismo periodo de tiempo, pero no podían ser más diferentes. El puente que las une consta de varias expresiones de lucha y supervivencia. La Sonata nº 8, acabada y estrenada en 1944 por Emil Gilels, es la más larga y ambigua de las tres. Su ambiente onírico, casi surrealista del primer movimiento se interrumpe con episodios violentos y dolorosos que reflejan el frágil mundo que afrontaba. Un mundo supuestamente seguro se torna de pronto peligroso, pero en esta pieza, Prokofiev asciende musicalmente por encima del caos para superar este oscuro periodo.
Yulianna Avdeeva
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