Auditorio de Tenerife recibe del 27 de septiembre al 9 de octubre de 2021 la residencia artística Fiestas invisibles, de la creadora Paloma Calle. Se trata de un proyecto de Massimiliano Casu y Paloma Calle con la colaboración de Max Bultó.

 

Una fiesta invisible es un fragmento del suelo de la ciudad que se eleva convirtiéndose en un espacio escénico para algunas de las innumerables encarnaciones de las luchas por construir un espacio público más abierto e igualitario.

Es un proyecto performativo de naturaleza lúdico-festiva, que propone un ejercicio directo del derecho a aparecer a través de la música y el baile, por parte de algunas de las subjetividades e identidades habitualmente más invisibilizadas y excluidas del respecto al uso del espacio público.

Se basa en un dispositivo escénico inspirado en el famoso Speakers’ Corner de la capital británica, pero también en las discotecas móviles que atraviesan las fiestas de barrios y pueblos del estado español en el verano, que acoge un programa de dj-set y actuaciones ofrecidas por personas que no ejercen habitualmente como pinchadiscos, cuyas vivencias personales serán visibilizadas (y exorcizadas) en forma de eventos de baile en un diálogo performativo entre los protagonistas de cada sesión y Max Bultó, performer recién llegado a la ciudad con un misterioso pasado.

Confiamos en el poder territorializador del disfrute musical compartido y de la alegría de los cuerpos, en esa capacidad intrínseca de la emisión sonora para producir espacios sociales, redes de afectos y oportunidades de encuentro.

Fiestas Invisibles propone una reflexión bailona, encarnada y agitada, en torno a cuánto podemos considerar público un espacio urbano donde, a día de hoy, se siguen reproduciendo inaceptables ejes de exclusión, violencia y desigualdad.

Lanza estas preguntas abriendo un espacio donde personas afectadas por tales reflexiones y vivencias puedan tomar un espacio de visibilidad que no se limite a la denuncia, sino que se centre en la prueba encarnada, sudada y celebrante de qué es lo que la sociedad pierde cuando excluye lo no normativo de la arena pública.

Concretamente, el proyecto propone una serie de performances en forma de fiestas callejeras cuyos dj-set serán llevados a cabo por familias (desde una idea expandida y no biologicista de familia) que, en sus vivencias diarias, desafían los dogmas de lo normativo en sus múltiples vertientes (patriarcales, heteronormativas, binarias, racistas, edadistas y/o capacitistas), y cuya voz y vivencia serán amplificadas por un soundsystem-púlpito desde el que lanzar, desde el roce lúdico de los cuerpos, un mensaje de lucha para la igualdad y celebración de la no-normatividad.

Lo que tendrán en común las familias invitadas a participar es su pasión por la música y su deseo de hacer bailar a la gente reivindicando ese lugar aficionado, puesto que ninguna persona participante será DJ profesional.

 

Fiestas invisibles Itinerancia

Paloma Calle. Madrid 1975.

"Mi trabajo se desarrolla en un territorio híbrido y móvil entre la investigación y creación en artes vivas y al educación no formal

Desde la práctica artística escénica o performativa, propongo un pensar desde el hacer, desde el cuerpo, no tanto desde la palabra y lo discursivo. Busco legitimar saberes o aprendizajes alejados de la investigación entendida de la manera más tradicional o académica. Utilizo el extrañamiento y el humor, así como la autobiografía y las preguntas, como herramientas de trabajo.

Cada vez estoy más lejos de las paredes que construyen el dispositivo escénico llamado “teatro” pero tampoco ese hilo se ha cortado, sólo se ha vuelto más fino y largo.

Mi enfoque se sitúa desde una perspectiva interseccional feminista disidente de la norma  heterosexual.

He trabajado con diferentes instituciones de Europa, Asia y Latinoamérica como: Matadero, Intermediae, La Casa Encendida, CA2M, Facultad de Bellas Artes de Madrid y de Cuenca, MUSAC, Programa Aprendanza, Rimbun Dahan (Malasia), Festival Panorama (Brasil), Espacio NAVE (Chile) entre otras."