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Quantum Ensemble despide el año con grandes estrellas
El Festival de Tenerife acoge Ídolos, un nuevo concierto de Quantum Ensemble, el 21 de diciembre a las 19:30 horas en la Sala de Cámara de Auditorio de Tenerife. En esta ocasión, Cristo Barrios al clarinete y Gustavo Díaz-Jerez al piano, dos de los integrantes del núcleo principal de Quantum, actuarán al lado de prestigiosas figuras como son el viola Maxim Rysanov y el violonchelista Asier Polo para interpretar Schumann, Kurtág, Widmann y Brahms.
Este programa pone de manifiesto la influencia de los grandes maestros del pasado en los compositores del presente. A través de dos extraordinarios emparejamientos, Quantum Ensemble explora la sutil relación entre la admiración y la creación. Así pues, desde la perspectiva del lenguaje único de György Kurtág (n. 1926), Hommage à R. Schumann op. 15d, puede asociarse fácilmente al Märchenerzählungen (Cuentos de hadas) op. 132 de Robert Schumann (1810-1856), estando ambas obras compuestas para la misma formación de clarinete, viola y piano.
Märchenerzählungen es una joya que presenta una base armónica sólida y melodías sinuosas –destacan especialmente los diálogos entre el clarinete y la viola- que tiene momentos de arrebato propios de la época. Muestra el Schumann dionisíaco y apasionado y deja de lado la línea apolínea y mesurada a la cual tiene acostumbrado al oyente.
En Hommage à R. Schumann op. 15d (1975-1990), Kurtág consigue equilibrar los tres instrumentos de forma que cada uno va tomando su preponderancia, sin que los otros sean meros acompañantes, sino navegantes en el mismo mar de sensaciones. Es una obra que refleja la influencia de Alban Berg y de Olivier Messiaen por la armonía compleja y el ascetismo en el que se llega en algunos momentos.
Del mismo modo, entre la tradición y la modernidad, Nachtstück para clarinete, violonchelo y piano de Jörg Widmann (n. 1973) es una obra con carácter subterráneo, telúrica e intrigante que hace uso de técnicas no convencionales de una forma muy inteligente y se acerca al carácter sensible, y por momentos dramático, del Trío op. 114 de Johannes Brahms (1833-1897), una obra escrita originalmente para clarinete, violonchelo y piano, pero presentada aquí en su versión para viola, violonchelo y piano. El lírico inicio del violonchelo invita a la intervención de los otros instrumentos para construir un aparato de relojería en el que el empaste sonoro es fundamental. Como es habitual en Brahms, el ámbito sonoro es muy amplio, con armonías voluptuosas y un delicado fraseo que dará por concluida la velada.