El Festival de Música Antigua de Tenerife (Fimante) ofrece este domingo [día 3] a las 12:00 horas el concierto Flores musicales, de Dresde a Nápoles, interpretado por el ensemble Il Passeggero. La Sala de Cámara del Auditorio de Tenerife recibe la propuesta en la que se propone al público realizar un viaje, una inmersión, en la Europa del Renacimiento, llena de vida y movimiento, abundante de ideas y experimentación.

En este programa se intercalan juegos de habilidad y color, reviviendo el diálogo de los compositores seleccionados y sus diferentes estéticas, cercanos entre sí por su sensibilidad y una gran fuerza expresiva. Il Passeggero está compuesto por Rémi Lécorché, al sacabuche y flauta de pico; Adeline Cartier, al clave, e Isaure Lavergne, quien además de interpretar las dulzainas y flauta de pico lidera la dirección artística del grupo.

Son numerosos los músicos que durante los siglos XVI y XVII realizaron uno o varios viajes a Italia, especialmente a Roma, Florencia o Venecia. Los compositores más talentosos se daban cita en estos lugares de creación y de imitación artística. Llevaban enseguida a toda Europa las nuevas sonoridades y las últimas creaciones musicales, motivados por el ideal de belleza y de expresividad de una Antigüedad revisitada.

Las entradas pueden adquirirse en los canales habituales de Auditorio de Tenerife, en taquilla de 10:00 a 19:30 horas el jueves y sábado, y el domingo dos horas antes del comienzo del concierto, a través de www.auditoriodetenerife.com o por teléfono en el 902 317 327.

Uno de los compositores de este programa, Girolamo Frescobaldi, aparece como una figura ineludible del Renacimiento italiano; titular en los órganos de San Pedro de Roma, vio venir hacia él a músicos de todo el mundo y ejerció una profunda influencia en las técnicas de interpretación y composición. Por medio de sus viajes, los músicos contribuyeron a alimentar una fuente musical que se volvió rápidamente común a todas las naciones.

Encontramos por ejemplo en este programa, bajo la pluma de diferentes autores, la canción La Mónica (en francés Une jeunefillette) y Doulcemémoire, compuesta sobre un poema del rey Francisco I. Apoyándose en los avances prodigiosos de la técnica, entre ellos la imprenta, la música instrumental se halló igualmente en pleno apogeo. Instrumentos como la flauta de pico, la dulzaina, las violas e incluso los clavecines se desarrollaron por familias.

Era un tiempo de experimentación de nuevos prototipos instrumentales que alimentarían una misma perfección sonora. El genio humano se expresaba en plena ebullición, estimulada por los intercambios entre las naciones, las artes y las ciencias.

“Hallamos dicha inventiva, a veces exuberante, en las piezas de Storace y de Bertoli, en las que el instrumentista alcanza los límites de la virtuosidad, sin abandonar nunca la elegancia indispensable, la sprezzatura, sin la cual ningún acto humano es digno de alabanza”, explica Conrado Álvarez, director artístico de Fimante.

Los tres jóvenes músicos que forman Il Passeggero son originarios de horizontes diversos y se encontraron en Tours, en el centro de Francia. Frecuentando a grandes especialistas de la música del Renacimiento, tales como Jérémie Papasergio, Franck Poitrineau o Sébastien Wonner, se apasionan por un repertorio a contrapunto elegante.

Comprometidos por la búsqueda y la experimentación de sonoridades antiguas, su panel instrumental les permite desarrollar, a merced de las partituras, un rico abanico de timbres característicos y llenos de color. Il Passeggero debe su nombre al uso de la ornamentación, práctica ineludible durante los siglos XVI y XVII que conduce al auditor a un viaje de sonidos y emociones.